El amor por el balón. Fútbol para todos

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Hoy queremos charlar de un fútbol alejado de los focos, de los millones, premios de quilates, o retransmitido en 'prime time' por televisión. Pero también, por suerte, lejos de impagos y/o deudas. Un fútbol en el que se suele pagar en vez de cobrar y en el que sólo se juega por un motivo: la pasión por este deporte. El amor por el balón.

Hablamos, como no, del fútbol amateur. En España abundan los campeonatos locales, de empresas o ligas patrocinadas, donde cada fin de semana, millones de jugadores se calzan las botas para hacer lo que más les gusta. Da lo mismo si es fútbol 11, sala o fútbol 7, lo importante es divertirse.

Podríamos incluso decir que es lo más puro, deporte por deporte, sin nada más. Al igual que el fútbol infantil, se juega por diversión, quizá ya sin la ilusión de los niños de llegar a lo más alto, sino solo por esa pasión. El amor por el balón.

Hablamos de vestuarios donde no se suele escuchar términos como, es baja por pequeñas molestias, pues con ganas todo se pasa. Mas usual, si cabe, es preguntarse dónde anda un miembro del equipo, llamarle porque llega tarde o esperarle porque se dejó las medias en casa. Donde se habla más de lo que pasó la noche anterior que de tácticas, donde hay más risas que problemas y como no, donde al final todos acaban tomando algo en el bar del barrio, en la sede donde nos juntamos antes y después de los partidos, donde nos conocimos y en muchos casos, con quienes hemos crecido.

Jugadores que se compran sus propias botas o equipaciones, a los que poca gente va a animar, que madrugan o sacrifican su descanso y simplemente por pasar un rato entretenido. Por volver a ver tras una semana dura, a los que más quieres, a los que te hacen olvidar los problemas que tenemos en el día a día. Un respiro a esa vida laboral (los que tienen esa suerte), un tiempo en los que solo importa una cosa, el balón.


Esto no quita para que siempre haya tensión, piques o luchas por la victoria. Sin eso, no existiría el fútbol. Pero siempre de una manera más real, sin malos gestos, aquí cada uno es responsable de sí mismo. Incluso ni los árbitros se libran de las quejas (ahí da lo mismo la categoría, eso nunca cambia) y menos en España. Son parte más del amor a la pelota, el colegiado es miembro activo de esa pachanga del domingo, sin él, no habría pachanga, cuidémosles.

Jugar sin presión, porque se gane o se pierda, siempre hay algo más detrás de todo esto, como decimos, el post-partido, para muchos, primordial después de un duro enfrentamiento, esa caña, las risas, recordar los fallos o fardar de los aciertos, porque simplemente se trata de disfrutar del fútbol. El amor por el balón. Ese que nos acerca al gozo, ese que nos aleja, al menos durante unas horas, de las obligaciones y en muchos casos, los problemas cotidianos. Fútbol para todos.


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