Francesco Totti, larga vida al César

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El yugoslavo Vujadin Boškov tiene un buen día. Su equipo está ganando por dos goles a cero en su visita al campo del Brescia. Quedan apenas minutos para el final de un partido jugado una soleada mañana de marzo. Mira hacia la banda y manda llamar a un romano imberbe de 16 años. Il Bimbo va a debutar. Nervioso, pero confiado de sí mismo entra en la cancha. No llega a diez minutos, pero a él le sabe a gloria. Después de tantos partidos en los barrios de Roma con el Fortitudo, el Smit Trastevere y el Lodigiani, Francesco Totti está jugando un partido de Serie A.

Atrás quedan los años jugando en las categorías inferiores de la Roma, entidad a la que llegó en 1989 y de la que no se marcharía nunca más. Después de esos años, ya puede jugar con su ídolo, Giuseppe Giannini, y lucir el escudo de sus amores. También queda atrás el recuerdo del AC Milan llamando a su puerta y Fiorella negándoles sus intenciones. “No se irá a Milán. Mi hijo se queda en Roma, cerca de los suyos” dijo la madre del futuro capitán giallorosso.

Gracias a esa decisión, el joven Francesco pudo convertirse en la leyenda Totti. Casi 700 partidos con la misma camiseta entre todas las competiciones. Cercanos tiene ya los 300 goles, 226 de ellos en Serie A, siendo el 2º máximo anotador de la historia del campeonato, además de pulverizar casi todos los récords de la entidad que reside a las orillas del Tíber, como el de jugador con más goles y más partidos de la Historia.

Capitán desde 1997, Il Gladiatore ha visto pasar 16 entrenadores distintos (a Zeman de forma repetida) por el Centro Sportivo Fulvio Bernardini; ha sido protagonista de una equipación que ha  variado de marca en 6 (sin contar a Nike que estará en la maglia romana a partir de 2014); y ha vivido 4 cambios de presidentes. Se puede decir que Totti es el verdadero patriarca de la AS Roma, y no estaríamos exagerando. Es el icono del equipo. Si la Roma tuviera moneda propia, saldría su cara en el reverso.

Campeón del Scudetto con Fabio Capello en 2001, Capocannoniere de la Serie A en la 2006/07 alcanzando también la Bota de Oro, doble campeón de Coppa y Supercoppa, y (para el final siempre lo mejor) campeón del Mundial 2006 con su Azzurra. Un Mundial, el disputado en Alemania, al que llegó por los pelos después de sufrir una grave lesión que le hizo perderse varios meses de competición.

Esa fractura de peroné hizo que tuviera que trabajar muy duro para recuperarse a tiempo. Marcello Lippi le esperó y le convocó. Totti se lo agradeció del todo en los octavos de final ante Australia, cuando marcó el gol de la victoria desde los once metros a poco para el final. Fue también titular en la final de Berlín, aunque no llegó a la tanda de penaltis. Vio desde el banquillo como Grosso engañaba a Barthez y daba la final para Italia. La final perdida en la Euro 2000 ya dolía menos. Ese fue el último partido con la Azzura, 58 en total, aunque quizás no se haya finalizado esta historia...

Veinte años después de su debut continúa con las mismas ganas del primer día. Firmando una temporada, a sus 36 años, que muchos jóvenes ni siquiera pueden soñar. Un fénix hecho persona. Aun limitando sus movimientos porque el físico no es el mismo que en su juventud, lleva 11 goles y 12 asistencias en 27 partidos esta temporada y si preguntas a un romanista, te dirá que está siendo el mejor (otra vez) esta temporada. Un ‘falso 9’ que baja metros para no matarse físicamente y crear el juego desde el centro.

Si alguien le preguntara cómo es capaz de seguir después de tanto tiempo, puede que él pensara en estas tres razones. Una: soy un ganador y me gusta este juego. Dos: me encantaría completar mi trayectoria consiguiendo un título europeo para mi familia romana. Y tres: quiero estrenar el nuevo estadio de la Roma, previsto para 2016. Para entonces, rondará los 40. Alguien tan especial como Francesco podría conseguirlo.

No exagero con lo de especial. Es el hermano no reconocido de Rómulo y Remo. Él estaba cuando pusieron la primera piedra del Coliseo. Cabalgó a la derecha de Julio César en sus conquistas.   Futbolista, capitán y Rey de la ciudad. De SU ciudad. La Roma tuvo que cambiar el escudo a mediados de los 90 porque el Lobo se había convertido en jugador. Este es el 10 de Roma. Este es Francesco Totti, el último descendiente de los césares.



Por Rafael Medel, @RafaMedelC en twitter,
también en @VAVELcom y dirigiendo @ASRomaSphera.

3 comentarios:

  1. Gran final de artículo sobre Il Capitano. El idolo que antepuso los colores de su equipo y su ciudad antes que el combinado nacional. Totti es y será siempre el símbolo del romanismo en Italia y en el mundo.

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  2. Qué hermoso artículo. Ojalá pudieran hacérselo llegar a él. Cuenten conmigo para la traducción!

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  3. Increible articulo!! Espectacular Final, gracias capitano mio por tanto!

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