Amado y odiado, premio fair-play y sancionado por gestos fascistas… para quienes dicen aquello de que en el término medio se encuentra la virtud, la carrera de Paolo Di Canio debe estar encuadrada en cualquier sitio, excepto en ese lugar. Para hacer honor a la verdad, nada en su vida futbolística casa excesivamente con el concepto de normalidad. Tal es así que el jugador romano llegó a debutar en el mundo del cine actuando en una película.
El recuerdo que se tiene de Di Canio es aquella imagen despidiéndose de los tifossi del SS Lazio, tras ser sustituido en el derbi de la capital italiana, con su mano derecha haciendo el saludo romano, del que todos sabemos su significado. Y es que, este delantero italiano nunca negó su simpatía por Mussolini, sino más bien todo lo contrario, dejándolo bien a las claras en frases como: “Soy fascista, no racista” tras serle impuesta una sanción de un partido por el acto que antes narrábamos. Indudablemente, esta imagen ha ido en perjuicio de un jugador con mucho talento, que militó en ligas potentes como la inglesa e italiana y que fue nombrado mejor jugador de la liga escocesa durante su único año en el Celtic.
Si echamos la vista atrás, rápido nos damos cuenta que Di Canio tuvo un club al que amaba por encima del resto, y ese era el Lazio de Roma, el equipo de su ciudad, como él mismo ha manifestado siempre, su equipo desde niño y el club en el que debutó. En definitiva, el club de su corazón. Pero no fue su única squadra en Italia, ya que pasó por equipos grandes del país transalpino. Juventus, allí ganó una copa de la UEFA, Nápoles y Milán, donde coincidió con un elenco de estrellas tales como Futre, Baresi, Baggio, Maldini, Gullit o un jovencísimo Patrick Vieira, también conquistó un scudetto y una supercopa de Europa, pero su mala relación con Capello le supuso hacer las maletas rumbo a Escocia, donde el Celtic le esperaba con los brazos abiertos, en Glasgow solo permaneció una temporada, una grandisima temporada.
Pero su periplo por las islas no acabó ahí, ya que recaló en las filas del Shefielld Utd, después West Ham y por último Charlton Atheltic. Merece mención especial dos episodios ocurridos en su etapa de Inglaterra. Por orden cronológico, cuando militaba en el Shefielld fue sancionado con nada más y nada menos que once partidos por agredir a un árbitro, mientras que en su etapa en el West Ham fue galardonado con el premio Fair Play de la FIFA 2001 al renunciar a meter un gol a puerta vacía en los minutos finales de un partido contra el Everton y con empate a uno en el marcador, todo ello sucedió mientras el portero rival había sufrido una lesión de rodilla. Estos dos actos tan antagónicos son buena muestra de lo que comentábamos al principio, Di Canio capaz de lo mejor y lo peor, una de cal y otra de arena. Tras su etapa en la premier, Di Canio volvió a la que era su casa, el Lazio y en el Cisco Roma disfrutaron de sus últimos años de fútbol como profesional.
Esta es la experiencia que Paolo puede aportar en su currículum como entrenador y, la que le ha servido para que el Sunderland se haya fijado en él, el primero objetivo será intentar dar la vuelta a una situación que, a priori, parece crítica, tanto en resultados en el campo como fuera de él. Di Canio ha firmado, no sin polémica, por lo que resta de esta campaña y otras dos más. A buen seguro nos dejará imágenes, gestos y declaraciones que darán juego y tema de conversación en tertulias futboleras. No lo dudéis.
Desde aquí, seguiremos muy de cerca la carrera de este 'polémico' personaje del mundo del fútbol, una pasión llevada al extremo...
no es mas que un puto nazi que merece la muerte... porque como futbolista era una mierda mas grande que un castillo...
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