Comenzando por la difícil tarea de conseguir una entrada y que no te estafen en el intento, el periplo para ver el partido es variado. Por la masiva petición de socios, los dirigentes de River Plate decidieron no sacar entradas a la venta al público general; a los no socios. Aun tomando esta medida, más de un socio se ha quedado sin su entrada aunque haya guardado turno para hacer el canje en taquilla los días previos al partido. De esta manera y como viene siendo habitual en Buenos Aires, los socios intentan hacer su agosto particular sabiendo que solo ellos tienen el “poder” de la entrada en sus manos. De esta forma páginas de internet como Mercado Libre se llenan de anuncios ofertando entradas para el clásico, aunque no siempre son verdad. Es por ello que para el no socio, en especial para los extranjeros que quieren ver el partido en el campo, les toca rascarse los bolsillos. Hablamos de una entrada en zona popular al precio habitual de $70 pesos argentinos, revenderla por $600 pesos. También aquí las agencias se frotan las manos, ya que ofrecen un “pack” compuesto por almuerzo en zona cercana al estadio, entrada y la seguridad de ir con gente de Buenos Aires para que no te pase nada, que debido a las habladurías del peligro y la mala fama del fútbol en Argentina, es muy suculento para el extranjero que no quiere tener peligro o que simplemente está solo y quiere ir acompañado.
El resto de entradas salen a la venta para los socios con un precio mayor al habitual (de ahí que muchos decidan revenderla) ya que el propio club que juega de local, es el encargado de pagar los honorarios de toda la seguridad que conlleva un espectáculo de esta índole, y por esto debe recaudar más de normal. Hablamos tanto de seguridad pública (policía federal) como seguridad privada. De esta forma son los propios dirigentes quienes poseen la facultad de dirigir a la policía; he aquí el dilema de quien accede al campo y que tipo de cosas se les permite acceder (bengalas, petardos…) ya que la policía está siendo pagada por el club local.
Como viene siendo habitual en este tipo de partidos, siempre te aconsejan la misma agencia que te vende la entrada, compañeros o gente que ya ha ido más veces que vayas al campo con 2 horas de antelación mínimo. Y no les falta razón; cerca de 50.000 almas se echan a la calle con su camiseta blanca, esa con una franja roja cruzándola.
Antes de comenzar con los varios controles de policía para verificar si la entrada es verdadera (las entradas verdaderas de River Plate no se pueden romper como una hoja normal, están plastificadas y con logotipo), cachearte cerca de 3 o 4 veces y si les contestas en otro idioma o con otro acento diferente al suyo, aconsejarte que andes con cuidado, es obligada una parada en uno de los varios puestos cercanos al campo para comer algo. Lo típico es el "choripán", algo tan simple como un bocadillo de una especie de chorizo criollo hecho a la parrilla, pero es muy típico y muy rico acompañándolo con salsa chimichurri.
Una vez dentro del campo y con dos horas por delante antes de que comience el partido, piensas que se te va a hacer inmensamente largo, pero nada más lejos de la realidad. Antes del partido oficial y como es habitual en la A de Argentina, juegan los filiales de ambos equipos en el mismo campo que “los grandes”. Todo esto acompañado por los cánticos de todo el estadio según van accediendo a éste. También comentar la ayuda de los servicios del club dando al público globos rojos y blancos e hinchables alargados de los mismo colores para alentar al equipo y para que la espera se haga más amena.
Un vez que ha comenzado el espectáculo (aún no ha empezado el partido) giras la cabeza y te das cuenta que todo el público lleva la camiseta de River Plate sin importar de que temporada sea, que jugador lleves o si es 2ª o 3ª equipación o incluso de portero. También raro es el no ver a algún hincha a tu alrededor que no lleve tatuado el escudo de los millonarios o las iniciales (CARP = Club Atlético River Plate) o el más llamativo que vi, un mapa geográfico de Argentina cruzado por una franja roja de esquina a esquina.
A 5 minutos de la salida al campo de los jugadores (no salen a calentar, únicamente los porteros, haciendo mención especial al preparador de poteros de River Plate, un clásico de la liga española, Carlos Roa) es cuando todas las gargantas se desgañitan animando.

Segundos antes a que salgan los jugadores por el habitual túnel hinchable para acceder de la salida del vestuario a 5 o 6 metros dentro del campo, hay una persona indicando que los jugadores ya se encuentran en este túnel. Aquí se encuentra el capitán dando las últimas órdenes, animando y deseando suerte a sus compañeros. Cuando la persona indica que ya salen, es cuando literalmente se hace de noche: un millar de papeles recortados previamente, son arrojados por todo el público al aire llegando a no poder ver la luz del sol. Las bengalas rojas y blancas se encienden a la par, los petardos estallan y solamente se oye a una misma voz retumbando un lema en el estadio “¡Soy de River, soy de River soy, de River yo soy!”
Varios son los lemas que se cantan mirando hacia la zona visitante, haciendo referencia a que Boca no llena su estadio aunque es más pequeño (“Llená la cancha la puta que te parió!”), al grupo social que pertenecen los hinchas (“El que no salte es de Bolivia y Paraguay”, haciendo referencia a la discriminación social que se hace en Argentina a las personas de estos países) y varias decenas de canciones más que TODO (en mayúsculas porque esto no sucede habitualmente en el futbol español) el público conoce al dedillo desde el niño de 10 años que va con su padre, hasta el socio de 70 años que alienta sin parar como el primer día que acudió al campo.
Por su parte, Boca, con la 12 a la cabeza (la barra brava del club) hacia constantes referencias al descenso el año pasado de River a la B argentina con frases como “Bos sos de la B” o “Bolvereis a la B”
Destacan el “incidente” que ocurrió al descanso en la zona inferior a la hinchada de Boca: inflaron con helio un globo con forma de cerco vestido con la camiseta de Boca Juniors y alzándolo hasta la zona donde se ubicaba los hinchas de éste equipo. Todo el campo coreaba al chancho con el nombre de "Riquelme, Riquelme". La intención es que desde el fondo donde se encontraba, diera la vuelta entera al campo. Y así comenzó en el descanso, pero una vez que los jugadores saltaron al campo, el árbitro indicó a su asistente que con ese inflable circulando por el graderío no se iba a dar comienzo el partido. De esta manera la policía federal incautó a dicho animal inflable y dio comienzo la 2ª parte.
En cuanto a lo meramente futbolístico, el resultado final fue de 2-2 con goles de Leo Ponzio (viejo conocido de la liga española también) ´1, Rodrigo Mora ´´25, y por parte de Boca Silva de penalti ´´30 y en el tiempo añadido de la segunda parte Erviti ´´45.
De nuevo, en mayúsculas, ESPECTÁCULO IRREPETIBLE, ¡soy afortunado, lo sé!
Por Rubén Manosalvas, un madrileño en Buenos Aires. Desde aquí, ¡gracias!
Desde Argentina... me alegro que te haya gustado y espero que te haya dado una idea de la gran mentira que es boca juniors, como el periodismo los inflo desde hace años. Cuando la realidad es que River lleva mucha mas gente que Boca aun jugando en la b o yendose a la b, mientras boca era campeon en la A.
ResponderEliminarLamentablemente de Boca se hizo un mito que el que vive afuera es engañado muchas veces, por suerte el tema está cambiando y cada vezmas se sabe lo que es River, el verdadero gigante de Argentina..
Saludos.