Adiós, Roberto Carlos

Ya no habrá mas carreras, ni peligrosos lanzamientos de faltas, no nos alegrara con su sonrisa en el campo y es que se retira seguramente el lateral izquierdo más espectacular de la historia, hablamos como no, de Roberto Carlos.

Ha amagado varias veces, pero esta vez es la definitiva, deja de ser jugador del Anzhi para convertirse en su imagen y director deportivo, algo que ya estaba compaginado los últimos meses, en los que cada vez se dejaba ver menos por los campos de futbol.

Deja atrás una carrera de más de 20 años de profesional, repartidos entre Uniao San Joao, At. Mineiro, Palmeiras, Inter, Real Madrid, Fenerbache, Corinthians y Anzhi. Y después de superar los 800 partidos y los más de 100 goles oficiales. Con un palmarés a la altura de los más grandes donde destaca un Mundial (2002), 2 copas América (97 y 99), 4 ligas españolas, 3 Champions y 2 copas Intercontinentales.

Roberto Carlos empezó muy joven su carrera y desde muy pronto se vio que era especial, a su gran velocidad (llego a correr los 100 m en 10.9 segundos) se le unía un fortísimo disparo que le convertía, pese a su posición de lateral, en una excelente arma ofensiva. Así fue pasando por diferentes equipos brasileños dando muestra de su calidad, hasta que fue traspasado al Inter de Milán, donde pese a su  indudable calidad no llego a triunfar, ya que el ingles Hogdson no contaba con él.

Tras un año en el Inter, y sin la confianza del entrenador, fue fichado por el Real Madrid donde llegó de la mano de Capello. En Madrid desarrolló los mejores años de su carrera y se consagró como el mejor lateral izquierdo del mundo, con permiso de Maldini. Fueron 11 años de subidas incesantes, grandes asistencias y magníficos goles. Incluso gracias a su capacidad ofensiva, permitió que el equipo jugara solo con él en la banda izquierda. Se despidió del Bernabéu ganando una liga muy sufrida y convirtiéndose en el jugador extranjero con más partidos en el club merengue.

Finalizado su paso por la capital española, tomó rumbo a Estambul, donde jugó año y medio en el Fenerbache, hasta que en 2010 ficho por el Corinthians donde volvería a coincidir con su amigo Ronaldo. Tras un gran comienzo donde lograron incluso ganar algún título local, la eliminación a manos de un equipo colombiano de la copa Libertadores, supuso el final para ambos amigos en el equipo.  Pero el brasileño volvió a sorprender fichando por el desconocido hasta entonces Anzhi ruso, en el que ha actuado los últimos años, ejerciendo incluso como jugador-entrenador durante una etapa.

En resumen se va un grande, alguien capaz de cambiar la táctica de un equipo gracias a sus impresionantes condiciones, quien se quedo dos veces a las puertas de ser coronado mejor jugador del mundo (2º en el FIFA World Player de 1997 y Balón de Plata en 2002). Un crack como jugador y como persona, que nos deja sus goles y su eterna sonrisa.