Ayer se cerró la primera jornada de la Eurocopa con los dos primeros partidos del grupo D. Una primera jornada que nos deparaba el partido más interesante del grupo entre las dos potencias del grupo, Francia e Inglaterra, como ya ocurriera en el grupo C, con el España-Italia, y en menos medida en el grupo B, con el Alemania-Portugal. Y como ya ocurriera en los grupos B y C, el partido dejaba una sensación un tanto agridulce en cuanto a lo que se pudo haber visto, las expectativas que había creadas y lo que finalmente se vio.

¿A que se puede achacar este hecho? Pues probablemente a que los partidos se jugaron en la primera jornada. Una primera jornada a la que todos equipos le dan mucha importancia, pues del resultado de este primer partido depende la forma y la situación en que se afrontar los dos restantes. Unido esto a que el rival es contra el que probablemente te juegues el primer puesto del grupo, produce que los equipos afronten el partido de forma más conservadora y esto evidentemente repercute en el espectáculo y en el resultado.
El Francia-Inglaterra de ayer tuvo muchas similitudes con el partido que jugaron España e Italia. El teórico equipo más débil, Inglaterra, sorprendió a su adversario con su planteamiento y actitud consiguiendo adelantarse en el marcador. Lescott remataba una falta perfecta de Gerrard dando la ventaja a los británicos para sorpresa de la hinchada francesa, que había visto como su selección estaba siendo superior, aunque sin alardes. Al filo del descanso Nasri igualaba tras una gran jugada combinativa. En el segundo acto el guión continuó inalterable, siendo Francia más ambiciosa que su rival que daba por bueno el empate. Defraudó un choque del que se esperaba más fútbol y mayor emoción.
Shevchenko leyenda viva.Ucrania y Suecia se jugaban ser el equipo tapado que fuera la alternativa a los dos favoritos. Ucrania debutaba en una Eurocopa, en su Eurocopa, con un país totalmente entregado y un Olímpico de Kiev lleno hasta la bandera. Suecia, con Ibrahimovic a la cabeza, hizo valedora su mayor calidad colectiva para imponer su criterio en una primera mitad en la que no se vieron goles pero si ocasiones por parte de ambos combinados.

La segunda mitad comenzó con un ritmo frenético y una emoción no vista hasta ahora en el torneo. Ibrahimovic adelantaba a los suecos, que no imaginaban lo que estaba por llegar. La muestra de que el romanticismo y la justicia siguen presentes en el fútbol llegó con el empate local. Si había un jugador que mereciese escribir con letras de oro su nombre en la historia del fútbol ucraniano, si no estaba escrito ya, consiguiendo para su selección el primer gol en una Eurocopa, en su Eurocopa, ese era Andriy Shevchenko. Y no otro si no él, con un certero cabezazo igualaba las tornas y hacía historia. Pero la leyenda no había dicho su última palabra. Minutos después, y de nuevo de cabeza, anotaba su segundo tanto que serviría a la postre para dar la victoria a su selección.
Con 35 años, con casi 650 partidos y más de 300 goles en sus botas, y tras tres años alejado del centro de la élite de fútbol europeo en un Dinamo de Kiev que le hizo jugador, vuelve a la primera plana de la mejor forma que sabe hacerlo, marcando goles.
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